Una vivienda que se adapta a la vegetación y el entorno
Partiendo de una parcela vacía en una urbanización dentro de un pinar, nos encargaron el proyecto de diseñar y construir una vivienda para su uso habitual. El enfrentarse a un lienzo en blanco siempre supone un atractivo añadido para el diseño siendo necesario buscar directrices concretas.
En estos casos la mayor parte de esas directrices vienen condicionadas por el entorno y por el cliente. Ante un programa sencillo de vivienda, el primer condicionante característico era la obligatoriedad de diseñar la vivienda en una única planta y colmatando los m2 de edificabilidad. El segundo fue el entorno en sí mismo; orientación, orografía y la ubicación de los pinos dentro de la parcela originaban como consecuencia que la implantación y geometría de la vivienda fuera lo más importante.
La vivienda se consolida con forma de L con un último giro en el extremo, abrazando la vegetación preexistente y pegándose en la medida de lo posible a los linderos traseros (con orientación norte) para dejar la zona ajardinada y la piscina en la zona de máximo soleamiento.
Una pequeña edificación consistente en trastero y garaje de motos acota la zona vividera aislándola de la zona rodada y de aparcamientos.
A su vez la vivienda se divide en zona de día y de noche. La primera con orientación Sureste, originando la edificación un gran voladizo para protegerse del sol mientras que la zona de noche queda orientada en perpendicular al noreste.
Materiales que dialogan con el tiempo, resolviendo con elegancia la funcionalidad.
Una entrada amplia que sirve además como zona de trabajo hace de charnela entre la zona de día y de noche. Interiormente se apuesta por colores claros, solerías en tonos arena que combinan con la piedra exterior y maderas naturales. Salón-cocina y comedor se engloban en un mismo espacio que convive y se amplía hacia los exteriores y el porche mediante grandes ventanales.
A partir de la geometría y el perímetro de la vivienda, la misma se dilata y contrae para generar patios, porches y zonas de desahogo, otorgando dinamismo a la planta y fugas en los espacios. Los materiales apoyan ese concepto combinando el blanco y la piedra para diferenciar los espacios.
El resultado es una vivienda muy sistematizada y agradable de vivir, con espacios bien diferenciados y tonos neutros donde conviven interior y exterior.